El «plano de relajación» es un término que se utiliza en el ámbito de la odontología y la ortodoncia para referirse a una placa de mordida que se usa para ayudar a aliviar la tensión en la mandíbula y los músculos faciales. Esta placa, también conocida como placa de relajación o placa de descarga, se fabrica a medida y se coloca en la boca del paciente para ajustarse a la oclusión (la forma en que los dientes superiores e inferiores se alinean al cerrar la boca).
El propósito principal del plano de relajación es reducir la tensión y el estrés en los músculos de la mandíbula, especialmente en personas que sufren de bruxismo (rechinar de dientes) o trastornos temporomandibulares (TMJ). Al usar el plano de relajación, se proporciona una superficie suave y lisa entre los dientes superiores e inferiores, lo que permite que la mandíbula se relaje en una posición más cómoda y natural.
Algunas razones por las que se debe usar un plano de relajación incluyen:
Reducción del bruxismo: El plano de relajación puede ayudar a proteger los dientes del desgaste causado por el rechinar de dientes involuntario durante el día o la noche.
Alivio del dolor facial y mandibular: Al permitir que los músculos de la mandíbula se relajen, el plano de relajación puede ayudar a reducir el dolor y la tensión asociados con los trastornos temporomandibulares.
Protección de la dentición: El uso del plano de relajación puede proteger los dientes de la fractura o el daño debido a la fuerza excesiva ejercida durante el bruxismo.
Es importante destacar que el plano de relajación debe ser prescrito y ajustado por un dentista u ortodoncista capacitado para garantizar que sea efectivo y cómodo para el paciente. Además, es fundamental seguir las instrucciones del profesional dental sobre cómo usar y cuidar adecuadamente el plano de relajación para obtener los mejores resultados.